Viviendo en el paraiso

Y Dios impuso al hombre este mandamiento: “De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio”. Genesis 2, 16-17

¡Pero qué jodidamente buena está la manzana!

Tarde o temprano el dios de la ACB se dará cuenta de que hemos osado probar la manzana prohibida y nos expulsará del paraíso. Mientras tanto aprovechemos para comernos todas las que podamos, porque, amigos míos, manzanas tan sabrosas como las del domingo pasado se saborean en muy contadas ocasiones.

En mi vida había asistido a un espectáculo deportivo en el existiese una comunión tan grande entre público y equipo. Fue la grada quien le dio al equipo el empujoncito necesario para coger ese rebote, la pizca de puntería para que entrasen esos tiros imposibles, esa palmadita en la espalda tras los fallos y sobre todo quien ayudó en defensa poniendo una mano invisible delante de cada tiro del Madrid; tan solo nos faltó ponernos a soplar para que entrasen unos tiros del Tuky que el aro inexplicablemente se empeñaba en escupir. Y fue el equipo quien supo recoger ese aliento transformándolo en entrega y pasión el que hizo enloquecer al público llevándolo a un éxtasis colectivo, a una orgía de sentimientos.

Tan solo ese dulce Louis, al que es un placer ver jugar sea en el equipo que sea, fue capaz de zafarse de la presión asfixiante para hacer más épica todavía una victoria que quedará escrita en letras de oro ya no solo en la historia del deporte de esta ciudad sino de toda Galicia. Porque en Galicia había mono de baloncesto y eso se respira en Sar. El Obradoiro que cuenta con un 40% de socios de fuera de Santiago ha logrado romper localismos fuertemente arraigados para desbordar la ilusión en los corazones de miles de gallegos que ya sienten este equipo como suyo, porque suyo es realmente.

Digámoslo bien alto, que a lo mejor todavía no somos conscientes de lo logrado. Con el presupuesto más bajo de la ACB hemos sido el primer equipo en hacer que el invicto Madrid de Messina mordiese el polvo en la que es la segunda mejor división del baloncesto mundial. ¡Y qué manera de conseguirlo!, ¡Ole tus huevos Obradoiro!

Llegarán los malos momentos, ojala que más tarde que pronto, y será entonces, cuando días mágicos como los del partido contra el Madrid deberán hacernos recordar que merece la pena apoyar a este equipo por todo lo que nos ha hecho sentir y por todo el entusiasmo y la ilusión que ha sido capaz de generar. Mientras tanto, sigamos disfrutando.


¿Dónde crees que vas?, preguntaron en la ACB.
Amigos, manzanas traigo, les contestó Docobo.
Tal vez ahora entiendan a que se refería, al menos en Madrid seguro que ya lo saben.